“I've
seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder
of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser gate. All
those moments will be lost in time... like tears in rain... Time to die”. Batty.
Si el mundo está a unos cuantos años de su final, entonces es
tiempo ya de ver nuestras manos y empezar a inventariar lo que nos queda en ellas,
sin la ilusión de que más adelante habrá algo más con qué llenarlas. No hay un futuro por venir, sólo un presente que
no tiene hacia dónde más crecer y un pasado que comienza a devorarlo todo.
El final del tiempo también incluye el final del orden en el
que lo entendíamos correr: el futuro deja de estar delante de nosotros y termina
estando ya muy atrás. Qué lejos estamos de todo eso que imaginamos que pasaría.
Quizá en algún momento nos acercamos pero nos volvimos a alejar sin darnos
cuenta de que el futuro se convertía poco a poco en algo tan arcaico como el
pasado. El futuro al que la humanidad aspiró ya fue o lo perdimos. Ahora el
presente sólo es un tiempo que nunca habíamos contemplado.
Ese futuro era ciudades en el cielo pero es muy poco lo que nos
hemos levantado del suelo; era tecnología infalible en cada esquina pero hay
lugares donde resolvemos todo con palos y piedras; era humanos cómodos en su
automatización pero aún somos mayorías confundidas. El futuro que ahora
recordamos terminó siendo ridículo, como una ilusión desecha, como casi todo lo
que en realidad no existe pero imaginamos. Es otra de las cosas en las que
creemos y que se desvanecen conforme nos vamos acercando, como el agua falsa
sobre la carretera. Por más apocalíptico o caótico, nada de lo que esperábamos
se parece a esto con lo que nos vamos. Era imposible para el futuro acertar porque
fuimos nosotros mismos los que lo imaginamos. El futuro nunca existió como tal.
Blade Runner, vista ahora, es una colección de errores sobre
lo que alguna vez pensamos que pasaría con la humanidad. Dirigida en 1982, la
historia gira alrededor de la posibilidad de haber ido demasiado lejos tecnológicamente,
dando como resultado una generación de robots que se convierten en un problema
para la humanidad del año 2019. La película muestra ciudades oscuras y frías,
con tecnología filtrada en todos los estratos de la sociedad, incluso en los
más bajos, y con seres que han aprendido a vivir en un futuro caótico. Aparentemente,
ese futuro imaginado no se siente tan lejos de este presente que tal vez está por
terminar, sin embargo a lo largo de la película no podemos evitar distinguir
que nuestros verdaderos problemas son otros y que no somos como los que ahí
vemos. Los robots ni siquiera tuvieron tiempo de llegar a arreglar nuestras
vidas, la esencia de la tecnología tomó otro camino y un futuro así para
nosotros ya sólo puede ser un recuerdo del pasado. Ya no hay tiempo para ese futuro que se nos
muestra ni para cualquier otro que nos atrevimos a imaginar. Este presente es
lo más lejos que llegaremos.
Nombre: Blade Runner (Blade Runner)
Año: 1982
Director: Ridley Scott
Reparto: Harrison Ford, Rutger Hauer y Sean Young
Estreno en México: Noviembre de 1982
No hay comentarios:
Publicar un comentario